Blog / Tendencias / ¿Cómo elegir vestido de novia para una boda en la playa en 5 pasos?
¿Estás pensando en casarte en la playa? Ten en cuenta los tres mejores vestidos de novia que te proponemos a continuación.
Así, para las bodas celebradas entre abril y octubre, es decir, en primavera-verano, recomendamos vestidos ligeros, sencillos, sin demasiados complementos y con telas frescas. Aprovecha el atardecer para que la temperatura sea más baja y el calor y la humedad no sean tan agobiantes, ya que, en general, por la mañana la playa suele ser una mala opción en esta época del año.
En cuanto a la hora, si la boda se celebra en verano, opta por un vestido muy fresco, con escote, manga corta, sin mangas o sin tirantes, y recurre a telas vaporosas como la gasa, abierto a rebajar la temperatura ambiente. Si es por la tarde, incluso en la playa corre una brisa que, dependiendo del lugar, podría frenarse con la manga larga o los tres cuartos y telas un poco más compactas.
En invierno, recurre a vestidos más abrigados y, si de verdad hace un poco de frío, algo bastante factible, opta por chaquetas, abrigos o chales preparados para estas situaciones que no te impidan celebrar tu boda.
La más idílica es la boda sobre la arena, sin ningún aditamento ni soporte. Es la opción más auténtica, pues el contacto con la naturaleza es total y la sensación de paz y de inmersión con el ambiente una maravilla. En ese sentido, los vestidos largos rozarían la arena, algo que puede quedar bien o estropear el vestido. En caso de no querer tocar la arena, se puede colocar un camino y un pequeño altar de madera. Los vestidos y zapatos (en caso de llevar) se protegerían mucho más y habría más posibilidades en la vestimenta.
Algunas playas ofrecen lugares cercanos fuera de la arena que sirven para organizar bodas, ya sean espacios ajardinados o, directamente, las terrazas de hoteles o restaurantes con vistas al mar. En este caso, el vestido podría alejarse del concepto playero, aunque siempre es divertido intentar contribuir al pack costero.
El charmeuse es una de las telas que te hará parecer más sexy, pues su caída no impide que te resalten todas las curvas. Y, como sorpresa, es reversible, dejando uno de los lados más brillante y parecido al satén, y otro más mate que te hará lucir más discreta. Tú eliges, pero se recomienda tirar de brillante por la tarde-noche y del mate por el día.
El macramé es uno de los más tradicionales para este tipo de bodas y sirve para apostar por el encaje sin perder un aire de ese espíritu libre que despiertan las bodas playeras.
La gasa es la tela más ligera para un vestido y en la playa triunfa por su extraordinaria ligereza. Su languidez permite que vuele y es el compañero perfecto para faldas voluptuosas, de esas que recuerdan a las bailarinas clásicas.
En primer lugar, a la hora de elegir los zapatos, debes tener en cuenta el tipo de boda de playa y la estructura del espacio escogido, sobre todo las superficies. ¿Caminarás directamente sobre la arena o sobre una tela? En este caso, te recomendamos unos zapatos muy sencillos y planos, unas sandalias para caminar más fresca y sentir la arena, o, mejor aún, acudir a la cita completamente descalza. ¿Existe algo más hippie y playero? Cualquiera de estas opciones es válida, aunque en el último caso no está de más tener un zapato de repuesto para moverte por determinados lugares.
En cuanto al resto de complementos, muchas novias buscan llamar más la atención con sus joyas y con el resto de accesorios o, simplemente, generar contraste a través de ellos, por lo que recurren a colores, piedras brillantes y sombreros. Sin embargo, la playa está asociada a la bella sencillez, a las melenas sueltas con sencillos tocados, coronas de flores o diademas en el caso de los detalles de la cabeza. En lo relativo a las joyas, los brazaletes y anillos de inspiración griega o romana, las flores silvestres, las pulseras, las tobilleras y los colgantes largos ganan enteros, siempre teniendo en cuenta el escote del vestido.